Ya sabéis de mis preferencias por las lecturas del género en castellano, pero llevaba unas semanas sin encontrar nada patrio sobre lo que posar mis ojos y me decidí por un clásico extranjero de todos los tiempos que aún no había leido, y la verdad es que acerté de pleno. La novela en cuestión es "Mercaderes del Espacio", escrita al alimón por Frederick Pohl y C.M. Kornbluth allá por 1954. Y ahí está la clave de la historia, que aunque es colosal en cuanto a trama, exposición y psicología del protagonista, destaca por su acertado vaticinio del mundo actual en el que vivimos o de lo que aún puede llegar a ser en un futuro no muy lejano. ¿Cómo en 1954 pudieron estos dos tipos vislumbrar que acabaríamos en un mundo globalizado donde las multinacionales del comercio regirían nuestros destinos y tendrían casi tanto o más poder que los Estados? ¿Y sobre el poder de la información y la publicidad? Ese noble arte del engaño que te mete por los ojos el producto más memo, que no necesitas para nada, pero lo compras? Simplemente bestial.
Pero la historia tiene más miga que una exposición de lo que nos puede depara un mundo superevolucionado pero falto de combustibles fósiles en el que hay cientos de ricos y miles de millones de pobres, en el que el oro y la plata y los lujos valen mucho menos que el pan y el agua.
Porque esta es la historia de un alto ejecutivo de la publicidad, un afortunado, que comienza a sentirse incómodo en ese mundo tan perfecto desde la perspectiva de los suyos. Conoce las injusticias y las incongruencias de esa sociedad de la manipulación y el comercio y acaba, por así decirlo, pasándose al otro bando. Un hombre que tenía que vender al mundo las delicias de un planeta yermo como Venus, pero que no puede soportar la falacia moral y decide no claudicar. Ese podría ser el resumen de esta precursora y vaticínica novela, pero es eso y mucho más. Os la recomiendo.
