Varios son los factores por los que un fenómeno como el de los bolsilibros debería reaparecer tras décadas de gran éxito como fueron las de los 60´s, 70´s, incluso hasta mediados de los 80´s (porque yo recuerdo haber comprado de pequeño bolsilibros).
En primer lugar la situación económica actual, en la que el trabajo escasea, los sueldos bajan y se pierde nivel adquisitivo y uno no está como para gastarse mucho dinero en libros, ni en ocio, en general.
A este factor, hay que añadirle la necesidad de evasión frente a un momento social tan crispado. Un ratito de distracción leyendo una entretenida historieta puede hacernos desconectar por un tiempo de los problemas, con lo que eso ayuda.
La falta de tiempo, excusa tan utilizada en nuestros días, tampoco sería impedimento para acercarse a obras de escasa extensión. Así, estas lecturas serían ideales para los insoportables trayectos en bus, metro, cercanías, de ida o vuelta del trabajo. En Japón, es típico ver los asientos de los metros poblados de tebeillos manga o panfletos, que cada usuario lee y vuelve a dejar en su sitio para que el siguiente pasajero haga lo mismo. La idea es comprar uno a la semana y posiblemente leas siete diferentes (algo así se hacía en España, pero siendo los kioscos el punto de intercambio).
El reducido tamaño (y poco peso) de los bolsilibros es ideal para llevar a cualquier parte, incluso en verano, que tenemos menos bolsillos donde meter las cosas. Así, un bolsilibro, por ejemplo, le podemos meter en la bolsa de la playa o la piscina, sin que ello suponga un aumento de peso, ni merma de espacio. Seguro que alguna vez has llevado un mamotreto a la pisci o la playa que ocupaba más que las chanclas o la mismísima toalla...
Volviendo atrás en el tiempo, aunque ya en los 90´s, hubo una intentona con una edición de bolsilibros denominada "Alianza Cien", obras cortas de clásicos de la literatura en formato reducido, que hay que reconocer que tuvieron cierto éxito, pero sin llegar a alcanzar la repercusión social de las novelas de a duro, como vulgarmente se las llamaba antaño.
También ha habido una reedición, no hace muchos años, de las novelitas del oeste de Marcial Lafuente Estefania, aunque fueron relegadas de inmediato a las tiendas de todo a cien de los chinos y hoy se pueden encontrar por 70 céntimos.
Y si todas estas razones no bastasen, al menos por nostalgia, deberían volver los bolsilibros...
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