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Saludos fans de la Ciencia Ficción!!!Me llamo Iván Avila y os doy la bienvenida a mi blog. En él encontraréis un espacio en el que compartir nuestras inquietudes, visiones y gustos sobre la Ciencia Ficción y la literatura Fantástica en general. Cada semana iré introduciendo un relato de cosecha propia, junto con comentarios sobre mis lecturas, recomendaciones, clásicos, novedades y demás historias.Espero que lo visitéis a menudo y paséis un buen rato leyendo y compartiendo conmigo nuestra pasión común por la Ciencia Ficción.

jueves, 24 de noviembre de 2011

RELATO: Los Ciberpoetas.

El mundo en el que transcurre esta historia es un mundo real, no muy lejano en el tiempo, en el que los Gobiernos Planetarios proyectan armas químicas y bacteriológicas sobre sus propios ciudadanos con la finalidad y deliberado afán de acabar con la superpoblación de sus países, y en el que los recursos naturales son tan escasos ya, que no existe lugar en el planeta sin explotar por recóndito y lejano que se halle.
Los habitáculos en los que reside la población están diseñados como unidades independientes, donde los residuos de sus moradores son tratados y reciclados en compartimentos exclusivamente destinados para ello dentro del propio habitáculo. El espacio no abunda en este tiempo que os relato y ya no hay lugar para basureros ni plantas recicladoras de vidrio o metales.
Repito que lo Gobiernos aniquilan cada año de mil formas diferentes a sus ciudadanos para controlar la población del país... Y es que no hay espacio, de veras... Y para que unos puedan vivir, otros tienen que morir primero.
Pero no hablemos de eso. Hoy hay clase de Historia en el Colegio Paulo Menza de la capital de la Región Norte, un edificio luminoso y moderno, al que se le han incorporado todos los avances técnicos en la construcción de edificios públicos de máxima seguridad frente a terremotos o ataques enemigos. Un día más, los niños están aprendiendo cómo fue la vida en el planeta hasta llegar al punto en el que se encuentran.
Mauro despliega su ciberlibro e introduce el disco con el Tema 9 sobre los ciberpoetas. “Parece interesante” piensa para sí. “Cuanto menos, curioso”.
- ¿ Quiénes fueron los ciberpoetas ? - pregunta uno de los niños mutantes.
- Tranquilos, ahora lo leeremos y conoceremos quiénes fueron y qué hicieron estas personas por salvar nuestro planeta.
“Qué emoción” expresa para sí Mauro, que no se atreve a hablar, pues él es un niño normal, de clase baja, no un mutante. Y es que los mutantes son, por así decirlo, más inteligentes, guapos y atléticos que los niños nacidos de humanos no manipulados genéticamente ni vacunados contra todo tipo de enfermedades cuando aún son embriones. Éstos gozan de mayores aptitudes y salud que los no mutados. De hecho, el Gobierno sólo aniquila a los no mutados, más débiles que el resto, no inmunes a las armas químicas que el Gobierno dispersa para controlar el volumen de la población. ¿ Os acordáis del SIDA, el Ebola, el Antrhax o la neumonía asiática ? Pues a eso me refiero. Además, los mutados pueden aguantar perfectamente las asfixiantes temperaturas que se producidas por el deterioro de la capa de ozono en zonas antaño templadas del planeta.
- Venga, Mauro, enciende tu ciberlibro y léenos quiénes fueron estos personajes, los padres de la cultura actual.
La profesora es una mujer joven, alta, de cabello liso, largo y rubio, de brillantes ojos y desbordante cinismo. Sin duda una mutante más, una más de los elegidos para suceder al homo sapiens, creador de la nueva raza dominante. Un legado perfecto, sin duda.
Mauro conecta el interruptor. La pantalla se ilumina a la par que introduce el soporte informático en la ranura pertinente de acceso al CD-ROM.
Está muy nervioso; al fin y al cabo es un niño que se siente inferior y eso es lo peor que le puede ocurrir a una persona.
Aparecen las primeras letras en la pantalla líquida de su ciberlibro y comienza a leer...

- Manifiesto de los Ciberpoetas:

23/07/2017


“Los poetas cibernéticos somos un grupo de ecologistas e intelectuales que creemos que es un verdadero anacronismo que en pleno siglo XXI, siglo por excelencia de la tecnología y los avances científicos, todavía estemos inmersos en la cultura del papel. Por lo tanto:

Los poetas cibernéticos odiamos los libros.

En consecuencia, nuestros mayores enemigos son las industrias madereras, los fabricantes de muebles que se niegan a utilizar otros materiales para la construcción de puertas, armarios y demás; los obstinados editores y libreros, los vanidosos poetas que se mueren por ver plasmados sus versos en papel, bibliófilos del tres al cuarto y demás ralea. Por su culpa, se talan millones de árboles cada día y en poco más de cincuenta años habrán contribuido a que las condiciones de vida en el planeta Tierra sean deplorables.

Los poetas cibernéticos no arremetemos de ningún modo contra los lectores; ellos son una minoría menos obstinada y más fácil de disuadir del consumo obsesivo y posesivo de literatura en un soporte físico derivado de la madera ( se puede utilizar, entre otros argumentos, el alto precio de los libros ).

La Región Norte es la zona del planeta donde menos se lee y donde más libros se editan; por lo que vemos absurdo un derroche tal de papel para dejarlo pudrirse en las estanterías de las numerosas, bonitas y prestigiosas librerías y bibliotecas de nuestras ciudades. Acabemos con esta incongruencia.
¡ Reciclemos algo más que las cajas de cartón del Telepizza !

El saber no está en los libros, está en Internet. Todo el saber está en Internet.

Los poetas cibernéticos abogamos porque en un futuro inmediato la inmensa mayoría de la población se valga de los soportes informáticos como elementos en los que almacenar y transferir los saberes. No queremos cuadernos, ni folios, ni libros en las aulas, queremos ordenadores, disquetes y CD´s. Queremos agendas electrónicas y teléfonos móviles.

Deseamos que las nuevas generaciones de niños adoren los videojuegos; deseamos fervientemente que el mejor animal de compañía para nuestros hijos sea una videoconsola; es más, ése ha de ser su único juguete.

Los periódicos deben desaparecer. Proponemos pantallas informativas en las paradas de los autobuses en las que vengan reflejadas las noticias más relevantes del día.

Hay que alejar a las nuevas generaciones del hábito de la lectura sobre un soporte material basado en el papel. Hemos de proponer actividades alternativas para sus ratos libres. Programas de concienciación medioambiental y protección de nuestro sustento vital: los bosques. Sin ellos, el aire sería irrespirable.

Los poetas cibernéticos no pretendemos salvar el mundo, tan sólo ansiamos concienciar a la población de un mínimo comportamiento ecológico. Es por el bien de todos. Tal vez nosotros jamás veamos peligrar de manera escandalosa nuestras vidas, pero nuestros hijos y nietos maldecirán a sus antepasados por el desastroso legado que les estamos dejando”.


Mauro termina de leer estas últimas palabras realmente impresionado. “Así que fueron ellos” susurra en voz baja, casi imperceptible.
- ¡ Sí, estúpido, que te creías ! - le increpa uno de sus compañeros, que ha escuchado su callado comentario.
“Los mutantes parecen saberlo y oirlo todo” corrobora su triste mirada.
- Bueno, así que ya sabéis quienes fueron los ciberpoetas. Muchas personas creían que el aspecto cultural del libro de papel tenía mucha raigambre en el planeta, debido al largo tiempo que anduvo este soporte entre nosotros y al apego a ellos de gran parte de la población, pero no fue así, la revolución cultural de los ciberpoetas acabó con esa costumbre e hizo posible que el planeta se regenerase en parte o al menos pudiésemos seguir viviendo en él.
- Excepto los normales - asegura un niño mutante entre carcajadas. El resto le ríe inmediatamente el comentario. Ha resultado realmente gracioso.
- Por favor, niños - interrumpe la profesora.
Mauro se ruboriza y agacha la cabeza. Tiene doce años pero empieza a entender muchas cosas sobre el mundo en el que vive. Sabe de sobra que el futuro es de la otra raza, como dice su padre; que el hombre, contra todo pronóstico, seguirá poseyendo cabecillas dispuestos a sacrificar todo y controlar a todos por perpetuar unos años más la especie humana en el planeta. Jamás dejarán que las ratas y las cucarachas se erijan como los dominadores de la Tierra. No son dignos de ello; en cambio, los mutantes humanos sí.
El sonido del megáfono irrumpe en el cortante silencio de la clase y Mauro se siente en parte salvado. No soportaba más el bochornoso comportamiento de sus compañeros. Pliega su ciberlibro y sale corriendo.
Ya en la calle, más tranquilo, centra su pensamiento en los ciberpoetas. “Fueron ellos” se repite, pero sin encontrar un enlace directo con la aparición de esos malditos mutantes... “Quizá cuando sea mayor lo entenderé” reflexiona brevemente; y sin darse apenas cuenta, se encuentra ya frente a la puerta de su casa.
- ¡ Papá, mamá ¡ - grita Mauro al ver a sus padres en el salón, esbozando una enorme sonrisa.
Instantes después se funden los tres en un largo abrazo.