RESEÑA: "Memorias de un merodeador estelar" de Sáiz Cidoncha.

Siguiendo mi predilección por las lecturas de los clásicos patrios, os recomiendo la de esta novela. Es algo así como una novela picaresca ambientada en el futuro, cargada de aventuras, humor y peripecias a cada cual más ocurrente y desternillante. No es el novelón del siglo, pero si quieres echarte unas risas y a la vez leer ciencia ficción de la buena, pues no creo que ambas cosas estén reñidas, esta novela te va a encantar. Ya me contáis si alguno se decide a leerla.

RESEÑA: CIUDAD SIN ESTRELLAS de Montse de Paz

"Ciudad sin Estrellas" es, para el que no haya leído mucha ciencia ficción, una novela de las que podríamos llamar clásicas dentro del género, de las de toda la vida, ambientada en un futuro hipotético, posible y más que probable; pero ésta, en vez de ceder todo el protagonismo a los escenarios en que se desarrolla, se centra más bien en la trama y sobre todo en los personajes y en su psicología. Claro que tiene ritmo, acción y aventura, pues Montse no descuida esos detalles y los tiene también muy en cuenta, pero llega un momento en la novela, casi diría yo que a las pocas páginas, que los personajes se van perfilando de tal manera (a veces de forma subliminal) que parecen de carne y hueso, redondos, con sus matices, tan reales y cercanos… Creo que ese es el gran logro de Monte en esta novela, sin menosprecio, como he dicho antes, de la trama, que es sencilla, pero certera, original desde el punto de vista de su tratamiento, tremendamente visual y lo más importante es que te engancha desde la primera hoja. Ziénaga, la ciudad en la que se desarrolla esta historia, es algo así como un microestado, a modo de polis griega, de los varios que existen en la Tierra. Son ciudades prácticamente herméticas, de las que nadie se plantea siquiera salir, creyendo que el resto del planeta no es más que un erial postatómico… pero tal vez estén equivocados… Así, surge otro de los aspectos, en mi opinión, más relevantes de la novela, que es el de la manipulación de las masas, de la educación, de la desinformación y la ignorancia. En el mundo que Montse plantea, casi todos son felices encerrados literalmente en esas ciudades, bajo una mampara protectora que les impide ver el exterior, el cielo, las estrellas… Casi nadie se pregunta nada, ni siquiera el sentido de la vida, que se desnaturaliza terrible y fríamente, o asume las emociones, pues está prohibido mostrar sentimientos, o la felicidad… Y ahí está la clave: CASI NADIE. Porque les hay que se cuestionan las cosas, que se hacen preguntas, que dudan, que sienten, que se emocionan, que quieren VIVIR y SABER. Son los perseguidos misticoides. Destacaría entre el elenco de personajes, magistralmente retratados por Montse, al protagonista, Perseo Stone, un joven inquieto y curioso entre tanto alienado y conformista; y a Amanda, regente de un prostíbulo y personaje, para mí, esencial en esta historia. Pero hay, desde mi punto de vista, un tercero en discordia que curiosamente casi no aparece en la novela, pero es clave en su planteamiento, y esa es la madre de Perseo Stone. La madre del protagonista y su misterioso pasado es el punto de arranque de la novela. Ella, una misticoide convencida, dueña de un valioso secreto, inocula a su hijo la semilla de la duda, de la inquietud, del querer saber, y que luego le llevará a realizar su arriesgada peripecia de abandonar la ciudad para descubrir lo que hay fuera, que para nada es como cuentan. “¡Existe!” es la palabra clave de la novela, con la que la madre de Perseo abre la trama y con la que concluye el propio Perseo en su trágico final, transmitiendo el mensaje a uno sus amigos. El final queda abierto: una muchacha que trabaja como informática para la policía descubre tras una investigación en un foro privado de internet el legado que Perseo deja a aquellos que piensan como él. ¿Cómo le afectará? La semilla misticoide ha sido plantada… Es más, mientras quede algo de humano en nosotros, por tiempo que pase y avancemos hacia ese futuro que presenta Montse en su novela, siempre quedarán misticoides, por mucho que les persigan… Para concluir, decir que hacía tiempo que no leía en dos días una novela, ya que lo he hecho de forma compulsiva, en detrimento de las tardes soleadas y las horas de sueño, pero ha merecido la pena. La última novela que me enganchó así fue “Pandora en el Congo” de Sánchez Piñol, y de eso ya hace unos años… Así que os recomiendo totalmente su lectura. No os defraudará.